Porta Palabras: ANIVERSARIO: El ataque del FSLN a la casa de Chema Castillo cumple 42 años (VIDEO)

12/26/2016

ANIVERSARIO: El ataque del FSLN a la casa de Chema Castillo cumple 42 años (VIDEO)

La noche del 27 de diciembre de 1974 el Frente Sandinista de Liberación Nacional, entonces organización “político-militar”, rompió “el silencio”, su etapa de “acumulación de fuerzas”, con una operación que sorprendió a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle: la toma de la casa de “Chema” Castillo. El FSLN, después de 13 años de fundación, había recibido hasta entonces golpe tras golpe de la dictadura sanguinaria, en una etapa en que muchos de sus militantes habían sido asesinados y otros detenidos, torturados y mantenidos en prisión, por lo que se impuso un período de “acumulación de fuerzas… en silencio”. José María Castillo Quant era uno de los ministros más destacados de Somoza y
en esa fecha daba una fiesta (por supuesto) en honor al embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Turner B. Shelton, a la que invitó a la “crema y nata” de los funcionarios del dictador, cuerpo diplomático y empresarios somocistas.

Desde meses antes, la dirección nacional del FSLN aprobó la operación militar con la que reabriría sus acciones “político-militares” contra Somoza, y desde la clandestinidad ordenó el intenso entrenamiento del comando que la llevaría a cabo, seleccionados bajo férreos parámetros. La orden indicaba además, que los restantes miembros del FSLN sin acción en el operativo del comando “Juan José Quezada” en lo logístico o militar, elevaran sus medidas de seguridad para evadir la represión, y comunicar a la guerrilla de la montaña a prepararse para soportar más presión bélica en contra de sus escuadras y los campesinos que les apoyaban. Como de costumbre en ese tiempo, las actividades sociales, como las de José Castillo Quant, eran divulgadas en los periódicos o en noticieros como el del judío Lazlo Pataky, en la Unión Radio, quien recibió invitación y la leyó, lo que le dio a los jefes de la operación la ubicación de la operación. Teniendo el comando entrenado física y mentalmente, inició el arduo trabajo de conocer la distribución de la vivienda de Castillo Quant, hasta conseguir a alguien que la conociera, así como la forma de neutralizar a los escoltas que esperaban afuera y demás detalles, comenzando otra etapa de preparación.



El comando “Juan José Quezada”, estaba integrado por el anterior jefe del Ejército de Nicaragua, Omar Halleslevens, los comandantes guerrilleros Leticia Herrera, Hilario Sánchez, Javier Carrión, Joaquín Cuadra y Hugo Tórres, así como por Alberto Ríos, Róger Deshon, Germán Pomares, Olga Avilés, Eleonora Rocha y Félix Pedro Picado, bajo el mando de Eduardo Contreras. Según las instrucciones de la operación, una escuadra de “muchachos” baja a Managua desde la vivienda en la que el comando se entrena clandestinamente en el municipio de El Crucero y asaltan varios taxis, que todos abordan en la misión de “patria libre o morir”, y en ellos llegan de sorpresa hasta la puerta principal de la casa de Chema Castillo.

Pomares, quien cayó en combate en 1979 en Jinotega al mando del “Frente Norte”, narró después de la operación a un diario panameño que “el compañero Eduardo Contreras, a quien le decíamos “Marcos” y en esta operación “Cero”, porque la dirigía, sale del carro disparando a los guardias”. “El objetivo era tomar la casa. Había que irrumpir metiendo tiros, haciendo bulla para hacer más grande la sorpresa, el susto. Todos los compañeros que iban con nosotros se tiraron también detrás de Marcos, a pesar de que había algunos que nunca habían combatido antes”, explicó Pomares, “El Danto”. Algunos escoltas logran responder a los disparos de los guerrilleros que poca atención les prestan y entran disparando a la vivienda, minutos después toda la zona estaba llena de guardias somocistas que disparaban a discreción, y que incluso intentaron una operación de ingreso por el techo. Por cuestiones del destino, y aunque supuestamente no era objetivo para el FSLN, el embajador Shelton se había retirado de la casa de Chema Castillo unos minutos antes de la incursión guerrillera, de haberse retrasado habría sido un factor para que el éxito de la operación fuese más expedito.

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Al inicio de la operación, los guerrilleros no encontraron a los funcionarios del dictador, a quienes retendrían a cambio de la liberación de sus compañeros presos, pero poco a poco los fueron encontrando, escondidos, temerosos de ser “ajusticiados”… Era la hora de iniciar las negociaciones. Somoza llama y es informado de la toma de la casa de Chema Castillo y de la retención de “los gruesos”, y se le exige como negociador a monseñor Miguel Obando y Bravo, entonces arzobispo de Managua, quien llega después de media noche, sin escoltas, sin salvoconducto para los guardias. A Obando, Contreras o “comandante Cero”, le entrega las exigencias del FSLN para la liberación de los retenidos: la publicación en los periódicos y la emisión por radio en cadena nacional, de un pronunciamiento de su organización en el que explicaba al pueblo su lucha, sus principios, y denunciaba la represión brutal de la dictadura. Igualmente, se exigía la liberación de los sandinistas encarcelados, la entrega de cinco millones de dólares, la emisión de un decreto de ley elevando el salario mínimo, en el que también se otorgaba el aguinaldo sobre el ciento por ciento del salario de los trabajadores, e incluía también el aumento del salario a los guardias rasos y la suspensión total de las medidas represivas.

El manifiesto del FSLN entregado por “Cero” decía textualmente además que “si no se cumplían las condiciones especificadas en un plazo de 36 horas, o no están en vías de cumplirse, será ajusticiado el primer rehén; doce horas más tarde el segundo rehén y así sucesivamente”. La primera reacción de Somoza fue intransigente: no negociar, y preparar una acción para rescatar a los retenidos. No obstante en la mañana del 28 de diciembre comenzó a cambiar de parecer y accedió a publicar en todos los medios la proclama del FSLN e inició la negociación. El comando sandinista paulatinamente comenzó a encontrar a los “peces gordos” del somocismo, en parte escondidos en el jardín de la casa de Chema Castillo, donde algunas de sus esposas como la mujer de Luis Valle Olivares, se tragó un anillo de diamantes, creyendo que se trataba de un vil robo. Según relata Hugo Tórres, “rozando la mañana, los funcionarios seguían escondidos. Fue entonces cuando un guerrillero le ordenó a una empleada que cerrara una puerta que daba con el patio vecino. La mujer volteó la mirada hacia unos arbustos y los guerrilleros divisaron a los funcionarios escondidos. Así habían pasado toda la madrugada”.

Así fueron saliendo el eterno embajador en Washington de Somoza, su tío Guillermo Sevilla Sacasa; el alcalde de Managua, Valle Olivares; el embajador ante la OEA, Noel Pallais; el ministro y ex general Alejandro Montiel Arguello y el embajador de Chile en Nicaragua, quien estaba acompañado del agregado militar, un general de Carabineros, entre otros. Mientras transcurren las negociaciones, sucede la muerte del propio José María (Chema) Castillo: Segundos después que irrumpe el comando del FSLN a su residencia, se metió en su cuarto, donde tenía un arsenal de lujo, salió por una puerta contigua e intentó armar a sus empleados y los músicos que le llegaron a amenizar su fiesta, y cuando salió, tenía una escopeta en la mano, disparaba, y uno de los guerrilleros respondió. Germán Pomares cuenta así este suceso: “Una vez adentro se dio el caso de José Castillo Quant. Nosotros lo recordábamos bien a él, porque cuando era presidente del Banco Nacional, un día un grupo de compañeros nuestros fue a hacer una recuperación a ese Banco, uno de ellos se tiró con la Guardia y cayó herido. Cuando llegó Castillo ordenó que lo terminaran de matar y lo pateó herido. Así y todo, él lo pateó”. “Nosotros sabíamos eso, y decíamos: «Chemita» nos las debe, pero no hubo ninguna necesidad de ajusticiarlo porque él tampoco sabía que tenía una deuda grande con el FSLN”, dijo El Danto.

Las negociaciones iniciaron esa madrugada del 28 de diciembre. “Tacho habló con Sevilla Sacasa. Cuando Sevilla Sacasa habló con él, parecía que hablaba con el amo… con gestos y con la voz le está implorando que acceda, que ayude, porque él está hasta el cuello, le hablaba de mi general, mis respetos para usted, mi consideración, esas eran las palabras del viejo Sevilla con el perro de Somoza”, narra en “Y se rompió el silencio”, Omar Halleslevens, el que fuera jefe del Ejército de Nicaragua. Tres días duraron las negociaciones, en las que el dictador accede a liberar a los sandinistas en prisión y a pagar sólo un millón de dólares por los retenidos, pero el FSLN logra su propósito: decirle al mundo que la lucha sandinista sigue, que su organización político-militar pasa a la ofensiva, a luchar por su pueblo. El comando “Juan José Quezada” llega finalmente con sus compañeros a Cuba, donde permanecen unos días, y luego se unen a la lucha en su terruño, hasta liberarla del dictador Somoza, tarea en las cuales muchos ofrendaron su vida,  al Comandante Cero, Eduardo Contreras, y otros miles más. El ahora el cardenal Miguel Obando y Bravo escribió: “por insondable designio de Dios me tocó actuar como mediador en los trágicos sucesos que conmovieron nuestra patria en los últimos días del mes de diciembre de 1974”.

                
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