¿Planificar o improvisar? El eterno debate… Lo cierto es que ambas opciones cuentan con sus fieles y también con detractores. Los hay que prefieren tenerlo todo bajo control; y también los que prefieren dejar en manos de la improvisación la resolución de cualquier cuestión. Los planificadores, tanto los que los son por naturaleza, como los que han aprendido a serlo, finalmente encuentran en esta práctica que les permite hacer un recorrido previo por lo que posteriormente va a suceder, gran comodidad. Es, sin ninguna duda, una forma muy efectiva de anticiparse a situaciones y problemas. Pero también los hay en el lado opuesto, que no terminan
de comprender el sentido de la planificación, que prefieren actuar de acuerdo a lo que vaya sucediendo, dejando en manos de la suerte el camino a seguir…
de comprender el sentido de la planificación, que prefieren actuar de acuerdo a lo que vaya sucediendo, dejando en manos de la suerte el camino a seguir…
Muchos son los que justifican su fidelidad a la improvisación en pro de la creatividad. Consideran que la planificación condiciona la creatividad. Es innegable que la improvisación puede potenciar la creatividad en determinadas situaciones. Pero también es cierto que al dejar al azar o la suerte la resolución de cualquier problema, deja la puerta abierta a múltiples factores que pueden condicionar el resultado. Y en cuanto al mito de que la planificación acaba con la creatividad, es sólo eso, un mito. Es posible planificar procedimiento, técnicas y momentos que contribuyan a desarrollarla y potencien la creatividad.
Las ventajas de planificar
Cuando planificamos estamos realizando una previsión de lo que puede ocurrir. Es un ejercicio de anticipación, en el que mostramos cómo queremos que sucedan las cosas. Siempre habrá factores que escapan a nuestro control, pero cuando existe una planificación, realizar las correcciones más adecuadas que nos lleven de nuevo al camino hacia nuestro objetivo, es más sencillo. Si acompañamos la planificación de visualización, materializarlo será mucho más fácil.
¿Qué planificar y qué improvisar?
Unos prefieren tener bajo control hasta el más pequeño de los detalles, planificando hasta las situaciones, actividades y momentos más comunes, habituales y rutinarios. Y hay quieres prefieren reducir la planificación sólo a los aspectos más relevantes. Lo cierto es que probablemente no exista una única respuesta correcta a esta pregunta. Cada persona y profesional es un mundo, y cada uno debe encontrar su propio equilibrio, estableciendo la planificación y la improvisación en función de sus propias necesidades y expectativas. La clave no está en planificación o improvisación. La clave está en saber decidir qué es lo suficientemente importante como controlarlo y planificarlo evitando que entre en juego la suerte o el azar; y qué es aquello que podríamos dejar a la improvisación sin correr demasiados riesgos o exponernos a problemas y contratiempos innecesarios.
Tu modelo solo tú puedes definirlo. Es posible que en un principio te cueste encontrar el equilibrio… En ese caso, ten en cuenta que cuando los resultados no son los esperados, existen muchas posibilidades de que precises de una mayor o mejor planificación, reduciendo la posibilidad de que algunos factores escapen a tu control y la suerte te juegue malas pasadas. Prueba, modifica y vuelve a probar hasta que encuentres el modelo perfecto que defina de forma efectiva hasta dónde debes planificar y qué puedes dejar en manos de la suerte.
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