Porta Palabras: CARLOS MEJÍA GODOY: Historia de "Son Tus Perjúmenes Mujer", Gaspar García Laviana y sus inicios en España

11/16/2016

CARLOS MEJÍA GODOY: Historia de "Son Tus Perjúmenes Mujer", Gaspar García Laviana y sus inicios en España

FUENTE: EL TRASTERO DE PALACIO
“Son tus perjúmenes mujer” fue el primer tema grabado en España por Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina. Recopilada su letra por “Los Bisturices Armónicos”, un grupo formado por tres prestigiosos médicos, de ahí el término “bisturices”, Mejía Godoy hizo los arreglos musicales que hoy conocemos. De línea divertida, romántica, y ritmo melódico, muy distinta a sus canciones testimoniales contra la dictadura de Anastasio Somoza, irrumpió con fuerza en el panorama discográfico español. Todo un boom comercial en el verano de 1977.

En ese año 1977 en España también se cerraba una época. No solo política, sino también musical. En casi todos los campos el espíritu imperante parecía ser el de “borrón y cuenta nueva”. Algo que por ansiado y reivindicado no tendría que resultar extraño, en cierto modo había cogido a la mayoría por sorpresa. A partir de entonces la llamada “canción del verano” no volvería a ser la misma. Grupos y cantantes que habían logrado la consolidación de un género se encontraron en un aparente callejón sin salida: !!de repente, las preferencias del público habían cambiado¡¡ Pronto se dieron cuenta que las baladas italianas, las canciones desenfadadas de Georgie Dann o Raffaella Carrá y la música “dance” se estaban imponiendo con fuerza. En ese marco surgen los grandes éxitos como “El último guateque” (Laredo), homenaje, a la par que despedida, a los hits de los sesenta: ¡¡el guateque ha muerto, viva la discoteca!!, y un amplio espectro formado, entre otros, por “Enséñame a cantar” (Micky), “Mi cafetal” (Georgie Dann), “Gavilán o paloma” (Pablo Abraira), “Credo” (Elsa Baeza), “Te amo” (Umberto Tozzi), “Yes sir I can boggie” (Báccara), “Linda” (Miguel Bosé) o “Fiesta” (Raffaella Carrá). También los muy discotequeros “My Baker” (Boney M), “Fiebre del sábado noche” (The Bee Gees), “Hotel California” (Eagles), o los siempre actuales “We will rock you” y “We are the champions” (Queen). Y justo ahí, en ese contexto, es donde debemos situar a “Son tus perjúmenes mujer” para valorar su triunfo en aquel verano del 77.


Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina en 1977, interpretando 
“Son tus perjúmenes mujer” en la televisión española

“Son tus perjúmenes mujer” es una canción muy relacionada, en cierta manera, con La Felguera y Tuilla, dos localidades cercanas de Asturias. Recién aterrizados, y antes de acudir a los estudios de grabación de la firma CBS en Madrid, Mejía Godoy y su grupo decidieron hacerle primero una visita en su pueblo de Tuilla a su amigo el sacerdote Carlos García Laviana, misionero, y más tarde guerrillero contra la dictadura de Somoza. Un pueblo que aún presume de ser el primer sitio de España donde Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina entonaron aquello de los “perjúmenes” antes de que se hicieran famosos. Así lo cuenta el propio Mejía Godoy en un foro dedicado de su amigo:

En la primavera de 1977 fui testigo de su última visita a Asturias. Yo había hecho ya contactos con la casa de discos, pero la canción “Son tus perjúmenes mujer” no había empezado a sonar aún. Hubo una misa campesina en la parroquia de Tuilla, en Langreo. Lo recuerdo todo clarito. Recuerdo que hacía un tiempo precioso, aquel verdor, la gente. En el cántico de despedida había una frase que se refería al Gaspar campesino. Me volví a mirarle y él me guiñó el ojo como diciendo: ”Ese soy yo”.

Fue muy hermosa aquella misa, su eucaristía de despedida, y fue lindo porque después fuimos con su familia a beber sidra y a comer gambas. Una escena que nunca olvidaré fue cuando me presentó a su madre: “La asturiana más guapa de esta tierra”, me dijo. La tomó en brazos y la señora gritaba: “Gaspar, Gaspar, me vas a matar, me vas a quebrar los huesos”, y Gaspar la besaba como a una niña. Me emocionó muchísimo y me hizo recordar a mi madre, que afortunadamente aún vive. Después bajamos a visitar la mina. Su padre había sido minero y parte de su familia también había trabajado en el pozo. Fue muy impresionante. Nos pusimos los cascos y Gaspar me decía que no había tanto peligro como antaño, que ahora había medidas de seguridad. A la salida nos hicimos una foto.

Se sentía gozoso de regresar a Nicaragua todo su espíritu batallador y con todo ese cristianismo militante fortísimo, como un verdadero soldado de Cristo. Gaspar García ha sido un ejemplo para toda mi vida, a pesar de que mi militancia política se fue diluyendo por todos los acontecimientos transcurridos en Nicaragua. Yo me separé del Frente Sandinista, pero no me separé del sandinismo, que es donde yo me encuentro con Gaspar y siento su presencia, su palabra viva, su ejemplo. Veo a Gaspar diciéndome: “Carlos, agarra bien la guitarra, agarra bien el acordeón, vos tenéis que seguir dando testimonio por la justicia de este pueblo”.

La Viejita de Mozambique

En otro artículo recuerda también como en el mes de abril de ese mismo año 1977, para celebrar el contrato con la CBS y el lanzamiento de su primer disco, recibieron la visita de otro amigo sacerdote, Victoriano Arizti, con el que habían coincidido en Nicaragua, que se había desplazado desde Vitoria hasta Madrid para apoyarles en su aventura española:

Aquella mañana soleada de abril de 1977, íbamos los Palacagüina, mi esposa Evelyne y yo como en una lata de sardinas a bordo del Seat que conducía el sacerdote Victoriano Arizti. El cura vasco había bajado de Vitoria a Madrid, para celebrar con nosotros el contrato con la CBS para el lanzamiento de nuestro primer disco internacional.

-¿Veis aquellos picos nevados?- preguntó Victoriano señalando las montañas del norte madrileño. –Hacia allá nos dirigimos, para que estos indios nicaragüenses conozcan la nieve-. El cura enrumbó su carrito hacia Navacerrada, pero al pasar por Plaza España nos relató una anécdota, que yo jamás olvidaré. -Este es el monumento a Cervantes. Ahí está el escritor sentado. Tras él, cada uno en su cabalgadura, los dos personajes de su famosa novela: Don Quijote y Sancho. Pues bien –prosiguió Arizti- aquí me detuve hace algunos años y, con una bolsa plástica y una cuchara, recogí unos gramos de tierra para llevarlos a una mujer española, que desde hace cuarenta años vive Mozambique. Esa anciana madrileña posiblemente jamás regresará a su país y me pidió que le llevara esa “tierrita” para que se la pongan junto a su féretro el día que muera.

Todos quedamos impactados por aquella historia estremecedora. Pero, a partir de ese momento, cierto cantor somoteño no tuvo sosiego. Hurgué en mis bolsillos un trozo de papel y empecé a aliñar el primer verso de una nueva canción:

“Yo soy Victoriano, trotamundo vasco
Llegué a Mozambique buscando una flor…”

En Navacerrada, mientras los Palacagüina añoraban una botella de sirope de tamarindo para prepararse un mega-raspado, yo me retiré a seguir escribiendo lo que en un inicio me parecía un tango y, al final, resultó un valsesito de pura cavanga. Aquella noche, después de la cena, diseñamos la sorpresa. Mi esposa Evelyne preparó las condiciones idóneas. Invitamos a Victoriano a tomar un coñac en nuestra habitación y sin mayores preámbulos me puse el acordeón y le dije al cura: ¿Te suena esto, hermano? El padre Arizti tenía los ojos húmedos al escuchar su historia convertida en canción. Así nació este homenaje a un hombre extraordinario, que –desde la más lejana galaxia- sigue amando a Nicaragua.

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Pocos meses más tarde, a principios del verano, Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina actuaron en La Felguera, en sus fiestas patronales de San Pedro. Pueblo cercano al de su amigo Gaspar, allí también dejaron huella “Son tus perjúmenes mujer” a punto de convertirse en el gran boom musical. Muchos felguerinos aún recuerdan al grupo nicaragüense, no solo por su actuación en las fiestas, sino también por su desinteresada colaboración en la misa celebrada en la Iglesia Parroquial para honrar a su patrono donde entonaron su famosa “Misa Campesina”. Y no solo eso, durante aquellos días se divirtieron con todo el pueblo en los distintos actos programados, y de forma muy especial de su Jira de Castandiello, una romería tradicional a la que acude gran cantidad de gente hasta una pradera cercana (“El Prau de la Jira”) para disfrutar de una merienda campestre y diversos actos típicos. Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina nunca se olvidaron de La Felguera (siguieron repitiendo años más tarde), y siempre participaron en las costumbres de un pueblo que los trataba como a unos felguerinos más.

Un año más tarde, en 1978, se volvieron a encontrar en La Felguera con su amigo Gaspar García Laviana por última vez. Lo comenta así Mejía Godoy:

A mediados del año 1978, cuando recorríamos todas las regiones y provincias de España, recibimos la noticia: Gaspar García Laviana ha regresado a su tierra natal, Asturias. Pero no viene a pasar vacaciones, como otras veces. Viene a despedirse de su familia y de sus amigos, ya que ha tomado la firma decisión de integrarse a las fuerzas guerrilleras que combaten en el Frente Sur. Hablé con nuestro manager para suspender tres galas en Extremadura y viajar a Asturias, donde el Padre García Laviana venía a celebrar su última misa. Ya para entonces, nuestra obra era ampliamente conocida en la Península Ibérica.

Y en la iglesia parroquial de La Felguera, frente a la cuenca minera de Tuilla, con la participación de un orfeón de niños asturianos, Gaspar cantó con nosotros la más hermosa Eucaristía que hemos celebrado. En la Homilía, el sacerdote leyó aquella emotiva estampa en la que Cristo expulsa a latigazos a los mercaderes del templo. Basándose en dicho pasaje, Gaspar explica que él únicamente seguirá el ejemplo de Jesús, integrándose a la lucha de todo un pueblo. Y mientras entonábamos, “con un torozón en la garganta”, el Canto de despedida, centenares de familiares, vecinos y amigos de Gaspar desfilaron ante el altar para darle un abrazo y desearle lo mejor en su heroico desafío. Muchos derramaron lágrimas. Gaspar lucía su mejor sonrisa, como si se preparaba para una fiesta. Y tenía razón. Porque la lucha libertaria es la más hermosa de todas.


Misa solemne en la iglesia parroquial de La Felguera
el día de su patrono San Pedro, templo donde en 1977
Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina  celebraron
su fiesta cantando la “Misa Campesina”.
En 1977 recala en nuestro país, siendo su primera colaboración musical “María de los Guardias” (incluida en el álbum “Carabina 30-30” de Massiel). Ese mismo año su canción “Quincho Barrilete”, interpretada en esta ocasión por Eduardo González, resultó ganadora del festival de la OTI. Sus éxitos como compositor se suceden con rapidez y piensa que ha llegado el momento de retomar su faceta de intérprete con su grupo Los de Palacagüina. Les ficha la firma CBS y editan  “Son tus perjúmenes, mujer”, su primer sencillo, canción que arrasa en las listas de ventas., al que se suman, además de los ya citados antes, otros como “Clodomiro el Ñajo” y una versión más pop de su “Misa Campesina” en la que colaboraron grandes voces del panorama musical español como Víctor Manuel y Ana Belén, Sergio y Estíbaliz, Laredo, Elsa Baeza y Miguel Bosé.

Al estallar la revolución nicaragüense en el verano de 1979, pese a gozar de una gran popularidad en España, deciden regresar a su país para estar al lado de su gente. Una vez finalizada la contienda, aunque reducen bastante sus grabaciones, continúan con sus actuaciones en directo con giras por diferentes países. El nombre de Carlos Mejía Godoy ha trascendido fronteras hasta convertirse hoy en un personaje popular que conjuga facetas tan variadas como la danza y la pintura y, como no, su querida y admirada música. Al lado de sus inseparables Los de Palacagüina, siempre que sus compromisos artísticos se lo permiten, sigue actuando en La Casa de los Mejía Godoy en su país, mientras continua forjando un sentido de identidad inspirado en su música popular.

Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina no eran grandes artistas, pero tenían mucha fuerza y toda una historia detrás. En la España del 77, recién salida a la democracia e iniciada la Transición, sus canciones sonaban alegres y comerciales, y su música, instrumental y vocal, dejaba una alegría contagiosa. “Son tus perjúmenes mujer”, canción cadenciosa y festiva, fue el gran éxito de aquel verano donde la juventud tomó por bandera su verbo “sulibeyar”..

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