El "voto latino" es cualquier cosa menos homogéneo. La subestimación de esa población por parte de los candidatos, el mal manejo de opinión pública y hasta el peso de las promesas incumplidas de Obama se dibujan como los puntos que favorecieron al candidato republicano. Y es que primero lo primero: el "voto latino" no es un bloque unificado en EE.UU. "En California, por ejemplo, son de tradición demócrata, pero en Florida, muchos son conservadores". Esa es la primera hipótesis que lanza el internacionalista y analista político, Luis Quintana, para tratar de explicar cómo el candidato republicano, Donald Trump, -que no ahorró
un discurso racista para con los inmigrantes latinoamericanos- logró ganarle la carrera presidencial a Hillary Clinton.
un discurso racista para con los inmigrantes latinoamericanos- logró ganarle la carrera presidencial a Hillary Clinton.
El segundo aspecto, considera el analista, es que no todos los inmigrantes latinos se van a EE.UU. por la misma razón: "unos tienen razones políticas, económicas, culturales. Por eso, el discurso no cala de la misma manera en todos los grupos", añade. Sostiene que la "adopción" de la cultura estadounidense por parte de esa comunidad es un elemento de peso que podría haber jugado a favor del republicano: "muchos ya tienen varias generaciones en EE.UU. y han asumido la actitud de blancos conservadores y, aunque no lo sean, no dejan de actuar en consecuencia".
En eso coincide el historiador argentino Fernando Bossi: "Trump es un personaje muy raro, no muy diferente a Reagan, que ejemplifica el arquetipo de un burgués norteamericano". Esa imagen, sin embargo, no desagrada a un segmento de latino que acude a las urnas y que, con frecuencia, mantiene una férrea postura en contra de países como Cuba o Venezuela. Pero más allá de los variopintos patrones de conducta de los latinos, hay un factor que incide -según Quintana- en la forma en que la elección movió al electorado: la emoción. "Los demócratas subestimaron a esa población y confiaron en una candidata que sólo significaba una especie de 'continuidad', que no emocionó", apunta el analista, quien también pone énfasis en las promesas incumplidas de Barack Obama como un fardo que pesó contra Clinton.
El mandatario saliente de la Casa Blanca prometió una reforma migratoria que jamás pudo llevar a cabo: "Clinton ofrecía lo mismo y probablemente tampoco podía cumplir". Las campañas tampoco fueron efectivas. Apenas en las semanas previas a la elección fue que los candidatos se enfocaron en tratar de cautivar a los latinos, quienes probablemente tampoco acudieron a las urnas en pos de las promesas que esgrimieron las toldas políticas.
Aunado a eso, el crecimiento del electorado no fue tan amplio como se esperaba. "El registro no creció tanto en lugares donde importaba como para inclinar la balanza a favor de Clinton. Sí hubo un repunte pero no fue determinante y no todos fueron a votar". Quintana aventura una conclusión: "no me atrevería a decir que todos los latinos votaron por Trump pero sí creo que no tenían demasiadas razones para movilizarse por Clinton. El republicano terminó más beneficiado por la actuación pasiva que por la activa".
Los medios -especialmente dirigidos a la población latina- se carterizaron a favor de Clinton, concluye. Pero esta elección, a su juicio, demostró el fracaso de la influencia en la opinión pública del llamado "Cuarto Poder". "Se sobreestima el poder de los medios, como si el favorito de la prensa va a ser favorecido con el voto de la gente, pero eso es mentira y América Latina está llena de ejemplos. EE.UU. no es una excepción". Para él, la "soberbia" de los medios sufrió una estocada. "Se confiaron en una candidata tradicional que no transgredía, creyeron que iba a ser exitosa y desestimaron una hoja de vida con demasiados escollos".
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