Los Cachorros de Chicago eliminaron a los Dodgers de Los Angeles y pasan a la Serie Mundial por primera vez desde 1945. Hace 12 años un brillante joven terminó con la maldición que pesaba sobre los Medias Rojas de Boston. Este año el mismo hombre ha liberado a los Cachorros de Chicago de su propia maldición. ¿Qué puedes aprender de él? Imagínate lo que ocurrió hace una semana: El cerrador cubano, Aroldis Chapman, lanzó la bola a 102 millas por hora y con ella puso fin a la ilusión de los Gigantes de San Francisco de coronarse en año par. El juego había terminado. Los Cachorros de Chicago habían ganado y con el triunfo avanzaban a la Serie de Campeonato --un paso antes de la Serie Mundial-- por segundo año consecutivo.
30 minutos antes, al iniciar la novena entrada, los Cachorros estaban abajo en el marcador 5 a 2. San Francisco presionaba a un quinto partido y un quinto partido sólo significaba una cosa para Chicago: la posible resurrección de los fantasmas del pasado. Las memorias de un hombre llamado Williams Sianis, su sucia cabra “Murphy” y la maldición que Williams impuso sobre los Cachorros, en 1945, al ser expulsado del estadio por el hedor de su mascota: “Los Cachorros nunca volverán a ser campeones. ¡Nunca!”.
Una explosiva reacción de la ofensiva le valió a Chicago cuatro carreras en la última entrada. Una vez más sucedió lo que tantas veces pasó en la temporada: los Cubs venían de atrás. Los Cachorros remontaban. Los Cachorros ganaban. Y Theo Epstein, su director general, miraba sonriente a sus jugadores festejar.
Supongo que ni Wiliams Sianis, ni la cabra Murphy, ni los Dioses que deciden el destino en el baseball, contaban con que Theo Epstein llegaría algún día a dirigir a este equipo.Theo, el director general más joven en la historia de las Grandes Ligas (asumió el control de los Red Sox de Boston a los 28 años). Theo, el mismo que rompió con la maldición impuesta sobre los Red Sox después de que vendieran a Babe Ruth en 1918.
Theo, el que hizo campeón a Boston en 2004 y 2007. Theo, el que desafía maldiciones.
La expectativa es grande y el mundo entero espera para ver si 2016 es el año en el que finalmente los Cubs puedan ganar la Serie Mundial (no lo hacen desde 1908). Pero, ¿cómo se rompe una maldición? ¿Qué ha hecho este hombre para devolverle la esperanza al equipo y a toda una ciudad? Aquí algunas claves que te pueden ayudar a romper con tus propias maldiciones laborales.
1. LAS COSAS TOMAN TIEMPO
Aunque queramos que las cosas pasen rápido, no es así. Hoy hablamos de Epstein como el superhéroe que llegó a solucionar los problemas de toda una organización, pero la verdad es que le ha tomado tiempo. Él asumió la dirección del equipo en 2011. Casi un lustro de trabajo y fe en el proyecto han sido necesarios para que los Cubs coqueteen con la Serie Mundial. Dato curioso: el año pasado también llegaron a la Serie de Campeonato, pero fueron barridos por los Mets y su segunda base… un hombre de apellido Murphy con quien podrían volverse a enfrentar en la Serie de Campeonato (el segunda base ahora juega con los Nationals de Washington).
2. CREA TU EQUIPO: MEZCLA JUVENTUD CON EXPERIENCIA
El 3 de abril de 2016 los Cubs iniciaron la temporada con un roster conformado por 22 hombres, todos desarrollados por Epstein. Cuatro años y medio después de haber tomado posesión, Epstein tuvo en el campo justo al equipo que necesitaba. Una alta dosis de talento equilibrada en edad, fuerza y pasión. Sí: estaban las jóvenes y taquilleras promesas con hambre de devorárselo todo, pero también los guerreros de mil batallas dispuestos a compartir sus secretos con quienes sepan escuchar. Su equipo perfecto.
3. PON ATENCIÓN EN LA ADVERSIDAD
Al conformar a su equipo Epstein no sólo se fijó en el talento físico de sus jugadores. Hay un factor al que le puso especial atención: ¿cómo reacciona la persona ante la adversidad? El béisbol está basado en el fracaso (un buen bateador fallará en 7 de cada 10 turnos al bat) y es crucial que los jugadores sepan tolerarlo. Lo mismo sucede en el ambiente de trabajo: necesitas colaboradores que puedan sobreponerse cuando las cosas no salgan bien... porque tarde o temprano, eso sucederá.
4. ELIGE BIEN A TUS LÍDERES… Y DÉJALOS TRABAJAR
A pesar de su enorme capacidad, Epstein reconoció que había cosas que él no podía hacer. Sólo era el director del equipo, no su entrenador. Para ese puesto eligió a su hombre clave y confió en él: Joe Maddon (nunca ha sido campeón, pero ha ganado tres veces el premio de Entrenador del Año). Confió en Maddon cuando éste llevó al vestidor mariachis, pingüinos y pitones. También lo hizo cuando Maddon le pidió a uno de sus jugadores estrellas que llegara al entrenamiento en bicicleta con todo y su uniforme (como si fuera un niño en las ligas menores). Confió en él incluso cuando decidió cancelar las prácticas de bateo, argumentando que éstas sólo desgastaban a sus jugadores. Theo dejó a Maddon ser quien es, una especie de hípster en un mundo de frías estadísticas, y Maddon respondió guiando al equipo hasta las puertas de la Serie Mundial.
5. ACEPTA RETOS, AUNQUE TE PONGAN EN RIESGO
El día en que Epstein aceptó convertirse en director de los Cubs sus amigos fueron claros: era un suicido para su carrera. Theo logró redimir a los Red Sox y a la ciudad de Boston entera. No había necesidad de poner su genialidad en riesgo. ¿O sí? Él lo vio como una oportunidad para recrear la experiencia, para redimir otra ciudad que en realidad lo necesita. Para hacer algo con sentido… aunque sea arriesgado.
Hoy no sabemos en qué terminará la historia de los Cubs en 2016, pero verlos ha sido emocionante, inspirador y aleccionador. Porque nos han recordado que, seas quien seas, hay que luchar hasta el último out, pues ya lo dijo Yogi Berra: esto no se acaba hasta que se acaba.
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